martes, 23 de diciembre de 2008

Iquitos: Selva Amazonica

El sábado 13 de diciembre por la noche el madrileño, el belga, un irlandés que conocimos en el hostel y yo, fuimos a una fiesta que organizaba el equipo de fútbol de la ciudad, para celebrar su ascenso a primera. En la cola de entrada había un grupo de quinceañeros a los cuales se les veía las intenciones a la legua. Ellos al vernos se acercaron por detrás de manera descaradísima, yo la verdad es que pensaba "pero de verdad que piensan que no les vemos y tenemos la cartera en el bolsillo de atrás" no se ni la de manos que sentí en los bolsillos de atrás. Yo a veces me daba la vuelta y le decía a alguno, "no te das cuenta que no llevo nada, que el dinero lo llevo en el bolsillo de alante". La manera de intentar robar era tan descarada con nosotros que hasta un policía vino, los agarro del cuello y les dijo "¡venga marcharos de aquí!"

Después fuimos a una discoteca muy famosa llamada "Noa". Cuando salí de allí, al ir hacia el hostel me empecé a encontrar mal, como con un poco de gripe. Tres horas después me tuve que levantar ya que había quedado a las 12 con el hombre del tour a la selva.

La verdad es que me encontraba fatal, pero no por haber tomado unas cervezas la noche anterior y haber dormido poco, mucho peor. Me tome la fiebre y tenia 39.5ºC. En el hostel había cogido una habitación que era como una caseta de bambú, y yo dormía en el segundo piso, el cual tenia tres de los laterales a partir de un metro de altura abiertos al aire libre. Con el calor que allí hace es normal, pero justamente la noche anterior había llovido toda la noche y con bastante viento. Me desperté a media noche congelado y me tuve que meter en el saco, axial que de ahí vino todo.

Hablando con el guía, me dijo que ese día podía descansar en su pueblo y que al día siguiente veríamos que tal me encontraba. En el taxi que me fue a buscar estaban el guía llamado Gerson, su novia Maria que era de Iquitos, una China "Rey" o algo así que siempre ha vivido en Singapur y estudia en EEUU y su amigo, un Taiwanes llamado "Justin" que también estudia en EEUU.

La única manera de llegar a su pueblo era por unos 100 kilómetros por carretera, después por el rió Amazonas, y luego coger un desvió por un afluente del Amazonas llamado Ucayale.

Durante el día descanse y me bajo bastante la fiebre, así que decidí hacer una pequeña expedición por la noche a un lugar cercano con ellos. Antes de ir el guía Gerson nos presento a su primo Miguel, que también nos acompañaría todos estos días. Nos dieron unas botas de goma para protegernos de las picaduras de serpiente, y lo único que nos dijo fue "no os apoyéis en nada, ni árboles, ni ramas, nada". La mayoría de los árboles tenían pinchos, incluso con las raíces, tenias que tener mucho cuidado, yo pise una raíz de un árbol con pinchos porque estaba escondida en un charco de barro y ya me tuve que sacar unos cuantos pinchos del pie, traspasaba hasta la bota. También en los árboles y ramas hay escorpiones y arañas, como esta tarántula que vimos.

El guía decía que si la dejabas andar libremente por tu cuerpo nunca te pica, pero si te asustas y la intentas dar un golpe te ataca. No es venenosa, pero la pelusilla que tiene no se que componente lleva que a él un día una le pico y se estuvo 2 noches sin dormir de los dolores en el brazo.

Andando llegamos a un lago en donde el guía cogió una cría de caimán de aproximadamente 2 años. Yo me empecé a encontrar un poco mal, como con fiebre otra vez, me señalo un árbol caído y me dijo que me sentara, yo le dije "me dices que ni toque los árboles y ahora quieres que me siente" pero la verdad es que me estaba mareando, así salio la foto.

A la mañana siguiente me volví a levantar con bastante fiebre así que a parte del Ibuprofeno600 que es lo único que tenia, me prepararon unas medicinas caseras. La primera era una bebida viscosa que sabia como a sabia. Luego me dieron una cucharada de una cosa negra que estaba ardiendo y decían que era un aceite bueno para la garganta, sabia y olía igual que el de coche usado. Y por ultimo el guía Miguel había preparado en un cubo, agua y unas hierbas con las que me lavó la cabeza, el cuello y la frente, era como una especie de gelatina, después me dijo que descansase. No se si fue el Ibuprofeno que llevaba 2 días tomando o que, pero en 3h me bajo la fiebre a 37°C y no me ha vuelto a subir.

Por la tarde me encontraba mejor, el guía me pregunto si quería dejar para el día siguiente lo de ir a dormir a la selva, pero le dije que podíamos ir, que estaba mejor.

En una barca pequeña llegamos a nuestro destino, a través de ríos, la única manera de trasporte que tienen estos pueblos.

Allí a cinco minutos de la orilla del rió andando, montamos nuestro campamento entre mosquitos.

Después de cenar hicimos otra expedición por la noche en canoa para buscar una famosa rana llamada "Walo" o en ingles Bullfrog (rana toro). Al final la encontramos y no parecía estar muy contenta de habernos visto.

No había visto tanto mosquito jamás, la linterna casi no la podías llevar en la cabeza, ya que te iban todos los mosquitos. Los repelentes literalmente no valen para nada, el que yo compre en Vitoria que es de la Marca Goibi (se supone que de las mejores y mas caros) en la que en el bote pone literalmente " protege eficazmente contra las picaduras de mosquitos y otros insectos. Para condiciones extremas y zonas de elevado riesgo de transmisión de enfermedades tropicales". Yo creo que les gusta el antimosquitos y se vician porque no era normal, no te podías parar, era insoportable por no hablar del número de picaduras. En la canoa ni tan mal pero una vez en tierra, insoportable.

Una vez en la mosquitera, tenias que matar como unos 50, sin exagerar, que se habían metido, y claro cualquiera habré para que salgan, igual te entran otros 50. Y ya te puedes asegurar que no queda ninguno dentro.

A la mañana siguiente hicimos otra expedición andando

Yo pensaba como en la mayoría de las zonas en las que había estado que los mosquitos era cosa de por la noche, pero a.C. no, aquí era así todo el día, si no íbamos a algún lado teníamos que estar dentro de la mosquitera de la tienda de campaña, no se podía estar fuera, desayunar, comer, cenar, siempre en la mosquitera, no se, nunca había visto algo así, al parecer es época de mosquitos y el peor mes es Enero.

Yo no habia llevado ninguna camiseta de manga larga, ya que en Iquitos había preguntado en varias tiendas y no tenían y si tenían no me llegaba ni al ombligo. Pensé que no era para tanto, pero el guía me dijo que me pusiese algo de manga larga y lo único que tenia era el polar, axial que no tuve mas remedio que ponérmelo, a mas de 30°C a la sombra y en el sol ni lo quería saber, y con los mosquitos y los síntomas de la gripe de caballo que tenia, pensaba que me iba a dar algo.

Por el camino vimos árboles curiosos como el "Renaco" que es un árbol que crece alrededor de otro hasta que lo acaba matando y se pudre.

También encontramos árboles gigantes llamados "Wimba". Según el número de aletas que tenga su raíz se sabe la edad, este tenia unas 6 y cada una equivale entre 20 y 30 años, así que el de la foto tendría unos 150.

De estos árboles cuelgan las famosas lianas, en las cuales nos entretuvimos un poco. Por allí vengo colgado de una.

Otro árbol interesante que el guía se paro fue el llamado "Ubos". El guía quito un trozo de corteza con el machete y empezó a raspar el tronco, del serrín que saco, lo escurrió en mi mano, sacando un jugo rojo y me dijo que me lo bebiese que era muy bueno para el malestar de estomago, así como para infecciones estomacales, cicatrizante, etc

También nos paramos en las termitas, ya que esparciéndolas sobre el cuerpo desprenden un olor que hace de repelente de insectos.

También corto varias lianas y nos dio de beber, este jugo decía que era muy bueno para el estomago.

Estuvo un buen rato hablando de las hormigas, hay un árbol que esta hueco en donde estas viven, todo su tronco tiene agujeros hacia el centro por donde pasan las hormigas, contaba como los hombres indígenas ataban a las mujeres que habían sido infieles al tronco, ya que las hormigas muerden, hasta que prometían no volverlo hacer.


En la foto se ve la superficie de un hormiguero gigante.

Después de comer, por supuesto dentro de la mosquitera, tras haber matado unos cuantos mosquitos, nos fuimos de pesca de pirañas, en la cual no tuvimos mucha suerte que se diga.

Y tras dar una serie de paseos en la balsa volvimos al campamento. El guía nos pregunto si queríamos pasar allí la noche, ya que no se podía estar fuera de las mosquiteras por los mosquitos, y regresar si quisiésemos al pueblo esa noche, en vez de a la mañana siguiente. Viendo que yo tampoco estaba muy bien, ya que tenia un pañuelo de papel en la nariz cada 2 minutos (bueno un pañuelo en el mejor de los casos, ya que se me acabaron pronto y a nadie al parecer se le ocurrió llevar papel higiénico, kleenex o algo a la selva, la única la chinita pero eran toallitas refrescantes así que...) di mi opinión de irnos ya que no estaba en mi mejor forma y los chinos no se quejaron así que recogimos y nos fuimos de vuelta al pueblo una noche antes de lo previsto.

Por la mañana siguiente fuimos a ver unos monos, que se encontraban a unos 30 minutos en barca del pueblo en donde estábamos. Llevamos unos plátanos y unos panes para que se acercasen a comer y así los podíamos ver mejor. Había dos tipos de monos, unos eran un poco feos como en la foto.

El otro tipo era un poco más normal, como el mono Amelio.

Durante el día nos dedicamos también a ver el pueblo en donde estábamos. El pueblo se encontraba a orillas del río Ucayale. En la foto se ve la casa en donde nosotros nos hospedábamos.

Las casas estaban levantadas del suelo aproximadamente un metro y medio; por medio de pilares de madera, esto es debido a que cuando el rió sube inunda por completo el pueblo, y la gente se tiene que mover en canoa para ir a casa del vecino. Muchas casas estaban unidas por puentes. La verdad es que las vistas del pueblo eran increíbles, un paisaje muy tranquilo.

En esta época los habitantes estaban limpiando de maleza la tierra que separaba su casa de la siguiente, ya que el rió estaba subiendo, y una vez que esta alto los habitantes cultivan arroz. Por esta razón las casas estaban tan distanciadas unas de otras, para el cultivo.

Dando una vuelta por el pueblo me encontré a un artesano que se dedicaba a fabricar barcas de madera, hechas con tablas, no como las canoas que están hechas de una pieza.

El hombre me explico como se hacia todo el proceso, la verdad es que era una manera muy artesanal, interesante.

Después nos fuimos todos a dar una vuelta por el pueblo, el guía nos presento a la mitad de su familia, una parada fue la discoteca de su tía.

La verdad es que la infraestructura del pueblo no era de lo mejor, pero bueno, viendo que se mueven andando y en canoa no necesitan grandes puentes.

En el pueblo tenían una especie de “hospital”, lo mas curioso es que estaba vació. No tenía nada dentro más que unas habitaciones con unas camas, no había medicinas, no había nada. El guía decía que el gobierno les concedió una subvención para la compra de medicamentos y material medico, y tras el dinero pasar por las manos de todos los políticos involucrados, lo único que les llego al pueblo fue una placa del Gobierno de Perú, en conmemoración a la gran ayuda aportada, que colocaron al lateral de la puerta. Así que el hombre decía que tenían que recurrir a la medicina tradicional en la mayoría de los casos.

Por la mañana siguiente recogimos las cosas y nos hicimos todos una foto. A la izquierda del todo esta el primo del guía con unos niños que estaban por allí, después la china, el taiwanes, el guía y su novia y el mas grande yo.

Justo antes de marcharnos, vimos como un revuelo en el pueblo, lo que pasaba era que una boa estaba intentando estrangular a un pato en una charca cercana. El primo del guía y otro hombre lograron sacarla de la charca y salvar al pobre patito, al cual le quedaba mucha vida hasta el día de Navidad. En la foto se ve como intentan sacar a la boa de unos tres metros de la charca.

Era curioso ver como los niños del pueblo estaban aterrados y gritando al ver la boa. Un hombre del pueblo contaba lo peligrosas que eran para los niños, ya que estos pueden estar jugando por los alrededores y ser cazados por una, la cual lo estrangula en cuestión de segundos. La expectación en el pueblo era máxima.

Al fina yo accedí a hacerme una foto con la boa, ya que según decían estaba cansada de pelear con el pato y no tendría ganas de pegarse conmigo, ya que soy un poco más grande que el patito. La única recomendación, que no soltase el cuello por nada del mundo, No son venenosas, ya que matan por estrangulación, pero pueden morder.

La verdad es que en la foto no parece muy grande, pero viendo la foto del guía con ella, ya es otra cosa. La novia al parecer estaba muy orgullosa de que su novio hubiese ayudado a cazar la boa.

Esa misma tarde regresamos a Iquitos, en donde pase unos días mas, descansando y saliendo un poco de fiesta con dos amigas que conocí por allí, una de Iquitos y la otra de Brasil, que tenia familia en Iquitos.

El domingo por la noche cogí un vuelo a Lima, el cual no fue barato debido a las fechas en las que estamos. No tenia ganas de pasar otra semana en un barco y en un autobús para llegar a Lima.

Pensé que el avión iba a ser un poco peor, viajando rodeado de gallinas y con las ventanas mal remachadas y el piloto borracho, pero la verdad es que era un avión nuevo, que ya le gustaría tener esa comodidad a muchas compañías europeas, hasta te daban la cena y todo, y eso que era un vuelo de poco mas de una hora.

Creo que al final pasare tranquilamente en Lima la noche buena. Es una ciudad costera, capital de Peru, de casi 9 millones de habitantes, bastante caótica, en la que dicen que no hay mucho que ver ni hacer, y en la que hay que andarse con bastante ojo. La verdad es que la tercera parte de los peruanitos viven en Lima, pero como son pequeñitos no parecen tantos.

Por aquí es curioso, no parece en absoluto que estamos en navidad. Las calles no están casi decoradas, y los comercios tampoco, y viendo el calor que hace y la gente en la playa me cuesta pensar que mañana es nochebuena.

De todas maneras feliz navidad y cuidado con al champán que no se dicen mas que tonterías…

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